Actualmente, asistimos a una sensibilización de la sociedad en general sobre el principio de igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres. Esto ha provocado que determinadas situaciones de discriminación, como el acoso sexual, hayan saltado a la mesa de debate, visibilizando y denunciando públicamente este tipo de situaciones. Además, numerosos sectores políticos, sociales y también deportivos, han aunado fuerzas para promover lo que se ha venido a denominar “deporte seguro”, tomando cartas sobre el asunto con el fin de erradicar esta terrible lacra.
Se entiende como deporte seguro un entorno donde cualquier persona deportista pueda practicar, entrenar y/o competir en un contexto saludable y solidario, un entorno respetuoso, equitativo y libre de todas las formas de acoso y abuso.
Velar por la seguridad e integridad física y emocional de las personas que practican cualquier tipo de deporte o actividad física, es responsabilidad no solo de las estancias políticas y judiciales, sino también de cualquier entidad deportiva.
Hablar abiertamente sobre cualquier tipo de violencia sexual en el ámbito deportivo, contribuirá sin duda a crear una atmósfera de transparencia, seguridad y confianza entre las personas usuarias de dichas entidades deportivas, sintiéndose libres de poder hablar abiertamente del tema, de las posibles situaciones de acoso sexual que puedan estar padeciendo o de las que sean testigos, denunciándolas y exigiendo un espacio seguro para la práctica deportiva, sin temor a posibles represalias ni estigmatización y sobre todo, contribuyendo así a su prevención.
Es necesario que todas las personas en general, pero sobre todo las que ostentan puestos de responsabilidad de cualquier organización deportiva, rompan el silencio y saquen el acoso sexual del ámbito del tabú en el que ha estado inmerso siempre.
Procurar un espacio seguro en la práctica deportiva, libre de cualquier tipo de situación de acoso sexual, es responsabilidad de cualquier persona o entidad vinculada al ámbito deportivo. Dentro de estas responsabilidades deben incluirse la prevención, las medidas de protección y las actuaciones para resolver los casos de acoso y abuso sexual que se produzcan en el deporte.