El contacto corporal forma parte casi inherente en la mayoría de las prácticas deportivas. Mejorar el rendimiento deportivo de cualquier persona, pasa irremediablemente por establecer contacto muy próximo entre dos o varias personas (entre deportistas, deportista-entrenador/a, deportista-personal sanitario, etc.).
Muchas formas de contacto físico forman parte del universo conductual de la práctica deportiva, por lo que es de vital importancia saber reconocer y distinguir cuáles de estos contactos físicos son éticamente adecuados y cuáles constituyen como mínimo, un comportamiento inapropiado o lo que es más grave aún, pueden ser susceptibles de constituir un tipo de acoso o abuso sexual.
Esta guía no pretende de ninguna manera fomentar actitudes de inhibición corporal en la práctica deportiva, sino sensibilizar a las personas para que presten especial atención en sus actos para no herir sensibilidades y, por supuesto, no vulnerar los derechos y libertades individuales de las personas, entendiendo que lo que es adecuado para una persona puede que no lo sea para otra, pues existe una gran variabilidad vivencial al respecto (entre distintas generaciones, entre mujeres y hombres, entre personas adultas y menores, etc.).
Tomar conciencia de todo esto y reconocer los comportamientos susceptibles de ser inapropiados o constituir un acoso o abuso sexual, es fundamental para garantizar la integridad y seguridad de las personas que practican deporte.