El acoso sexual en el ámbito deportivo se puede manifestar de diferentes formas, por lo que las situaciones de riesgo también son diversas:
1. En relación con la propia actividad deportiva
Las concentraciones prolongadas y los viajes por causas deportivas.
Multitud de investigaciones recogen que la principal situación de riesgo de que se produzca acoso sexual, tiene lugar en las concentraciones prolongadas y en los viajes que se realizan por motivos deportivos. Y esto es así porque:
- Todas las personas relacionadas con el acontecimiento deportivo, pernoctan en el mismo lugar, siendo esta situación un importante caldo de cultivo para que puedan darse desde comportamientos inapropiados hasta situaciones de acoso sexual.
- La falta de rutina y el pasar un tiempo prolongado fuera del hogar, puede dar lugar a que se generen determinados sentimientos de soledad e incluso de carencias afectivas que llevan a aumentar la vulnerabilidad de la persona ante el posible padecimiento de una situación de acoso sexual.
- El consumo de alcohol u otro tipo de sustancias tóxicas que merma considerablemente la libertad de elección de determinados actos de índole sexual.
Las sesiones de fisioterapia o masaje deportivo.
El hecho de que estas sesiones se lleven a cabo en espacios de aislamiento del resto de personas, puede ser aprovechado para cruzar los límites de los códigos deontológicos y éticos y aprovechar la situación para realizar tocamientos no deseados por la persona que lo recibe.
Las relaciones de poder que se establecen entre entrenador/a y deportista.
Aunque este punto lo abordaremos en los siguientes epígrafes de una manera más profunda, se evidencia que determinadas situaciones no justificadas constituyen un alto riesgo de acoso sexual, tales como:
- Reuniones concretas a dos entre entrenador/a y deportista, sobre todo si estas tienen lugar fuera los espacios propicios para ello (en el coche, en casa de alguna de las dos partes, en bares, etc.).
- Determinadas actitudes paternalistas y protectoras del entrenador/a al(a) deportista.
- La gran dependencia que se suele crear en la persona deportista hacia el entrenador/a, bien por el deseo de que sean reconocidos sus logros deportivos o ser seleccionada para la competición o por miedo a que no se renueve la relación laboral que tengan establecida.
- La propia incapacidad de la persona para diferenciar entre una actitud de confianza y afectiva y una situación de acoso sexual que pueda estar sufriendo.
- La falta de habilidades emocionales y conductuales de la persona para poner límites cuando percibe cualquier tipo de situación que, como mínimo, le está resultando incómoda.
- Desconocimiento de los propios derechos como deportista y de cómo actuar en el caso de ser víctima de una situación de acoso sexual.
2. En relación a la propia dinámica organizacional deportiva
- La falta de sensibilización de determinadas personas relacionadas directa o indirectamente con el deporte y la normalización de determinadas conductas con carga sexual.
- La falta de códigos deontológicos y éticos claramente definidos para prevenir cualquier patrón de conducta susceptible de ser acoso sexual.
- La falta de protocolos de actuación que sancionen y castiguen cualquier tipo de comportamiento inapropiado y, por supuesto, cualquier situación de acoso sexual, ya sean perpetuados a nivel individual o de manera colectiva en cualquier encuentro deportivo.
- La obstaculización de cualquier denuncia pública y/o acción punitiva hacia determinados comportamientos inapropiados y situaciones de acoso sexual, mediante la manipulación mediática.
- El tratamiento sexualizado de la imagen de la persona deportista, especialmente de la mujer en los medios de comunicación, quedando en segundo plano sus logros deportivos.
- Imposición de sanciones a deportistas que no acatan determinadas normas que son arbitrarias desde un punto de vista deportivo y que son perjudiciales para su integridad, como es el imponer una vestimenta concreta en la que se evidencia que su elección responde solo a criterios estéticos sin base estrictamente deportiva.
- La falta de una cultura de asociacionismo entre deportistas para defender sus derechos e intereses personales.